domingo, 13 de enero de 2019

Las injusticias de los sin tierras

En los ultimos tres años de mi vida he tenido la experiencia de poder conocer algunas luchas dentro del país en lo que refiere al tema de la tenencia de la tierra. A la primera recuperación de tierras que fui en mi vida fue a la de medio queso, en el norte del país. Ahi conocí que realmente, no importa el color de izquierda que seas, si eres de un partido, una ong, estudiante, trabajador, anarquistas, autonomo o independiente. Lo que realmente importa es que si eres una persona que se indigna por las injusticias que suceden en este país, y que además, quieres actuar con respecto a esto, eso ya te convierte en un compañero o compañera de lucha. Cuesta eso aprender, después, de vincularse con compañeroas anarquistas completamente sectarioas y que repiten consignas meramente clasistas desde sus posiciones cómodas por el confort de sus vidas consumistas.
Siento que realmente es necesario aprender esto, para poder abogar hacia una nueva unidad popular, más allá de los conflictos ideológicos e históricos. Que si loas anarquistas han sido traicionadoas por los comunistas, y que? también, loas anarquistas se han traicionados entre elloas mismos o no?
Una unidad popular que vaya más allá de los sindicatos coaptados por intereses burgueses, elitistas e imperialistas; que vaya más allá de los partidos y su mismas formas de organización obsoletas. Siempre me he preguntado, por ejemplo, por que existen tantos partidos troskistas.
Aveces, siento que ni si quiera el conflicto es ideológico sino meramente humano, de no respetarnos en la diferencia y de querer imponer nuestras formas y modos. Nadie se escapa del autoritarismos, por que así fuimos educadoas, pero podemos aprender de los errores, y aprender a escucharnos.
La segunda vez que fui a una recuperación fue en el Territorio Indpigena de Salitre, sin embargo, me he solidarizado junto a otras y otros compañeros con la situación de tierras en Sarapiquí, palmar norte y sur, y en el Territorio Indígena de Terraba.
Recuerdo en Medio Queso, ver a las personas felices por tener tierras, por tener sus casitas-champas y ante todo, por sembrar su yuca, maiz y frijoles. Champitas muy humildes resistiendo ante la opresion de un estado que no brinda vivienda digna, ni salud, ni empleos a nosotras y nosotros loas de abajo.
Desde aqui, empiezo a acumlar la rabia de la injusticia cuando me entero que el maldito de Varela mando a sus paramilitares a golpear a las mujeres y hombres campesinos, a sacarlos violentamente de sus casas, a quemarles sus cosechas, a intimidar a sus hijoas. Si ya era demasiado con el simple hecho de que se les niegue un servicio de salud digno, un empleo digno, y un techo digno. Ahora tenían que vivir la violencia directa de un estado represor.
por eso me cuesta tanto entender cuando las personas que vivimos "tranquilamente" en nuestras casas, nos podemos en simpleces ideológicas, que nos fragmentan, si lo que realmente queremos es alcanzar objetivos políticos claros.
La situación en salitre, era un poco distinta, puesto que, la tensión es mucho mayor, ya que loas compañeros al recuperar las tierras que les pertenece, se echaron encima no solo a un terrateniente, sino a varios empresarios de buenos aires y a los politiquillos de siempre que siguen los lineamientos del imperialismo por medio del plan mesoamericano.
La primera vez que estuve en la recuperacion, nos costó mucho dormir, porque estamos en latente alerta de que en cualquier momento podrían venir la polcia racias, los finqueros y los terratenientes a violentarnos. lo mas que hicieron, fue que en el día despues, en la mañana cuando iban a sacar el ganado, nos lo echaron encima. pero la proteccion del gran sibu y la gente guerrera lo echaron para atras. Recuerdo que sentí mucho miedo en realidad ja y que apenas aparecieron las vacas eché a correr.
De hecho en salitre, es el lugar donde he llegado a tener mas miedo, una vez nos volaron bala y también tuvimos que salir corriendo.  Ahi decidí que nunca más me gustaría sentir así, y por eso, creo aun más en la autodefensa de la tierra.
Lo que me indigna más, es que ellos y ella viven así siempre, en sus propias tierras y en su propio territorio, sin paz, con temor a que cualquier día les puedan quemar sus casas, o matar algun hijo o hija. La situación es grave, pero el gobierno no hace nada.

 



Hay que mirar las injusticias más allá de la privatización de la universidad, más allá de la represión policial porque no te dejan fumar marihuana o tomar alcohol en las calles, más allá de que si un partido rompió un acuerdo, o te deslegitimó por no seguirles la línea del comite central.