sábado, 29 de marzo de 2014

El derecho de enojarnos

Cuando miramos la destrucción del planeta,
los ríos blancos de espuma,
los arboles caídos,
tenemos el derecho de realmente enojarnos.
Cuando miramos a los arapientos del planeta,
un cuerpo durmiendo entre basura,
una mujer tirada en el suelo alcoholizada,
tenemos el derecho de realmente enojarnos.
Cuando miramos a las desempleadas del planeta
que no poseen un futuro de calidad de vida garantizado,
cuando la educación se privatiza
y no tenemos acceso a los servicios de salud,
tenemos el derechos de realmente enojarnos.
Cuando los indígenas corren en la montaña
perseguidos por sikuas invasores,
sus casas son quemadas
y sus hijos e hijas lloran,
tenemos el derecho de realmente enojarnos.
Cuando un compañero campesino
ha sido valeado
y su sangre corre,
sus champas y sus sembradíos son quemados,
sus tierras son quitadas,
tenemos el derecho de realmente enojarnos.
 Escúchenme muy bien pacificadores
tenemos completamente
 la legitimidad de enojarnos,
 actuar contra este sistema opresor,
de poder defendernos
y ante todo,
de poder destruirlo.

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