martes, 1 de noviembre de 2011

¿Antiautoritarimos, Gadaffi, revolución popular?

Dentro de este contexto político mundialista y que no podemos dejar de lado sin posicionarnos, me he cuestionado un poco con respecto al tema de las revoluciones populares actuales que se han dado en el continente africano. Sin embargo, en particular en el país de Libia, donde se encontraba instalado el socialismo libio, pues, la ideología que ha acompañado la vida de Gadaffi fue el socialismo, al igual que al líder cubano Fidel. Socialismo…socialismo, tan agradable esta palabra para las juventudes que inician un camino revolucionario y más si recordamos a revolucionarios como el Che. Socialismo, suena como una utopía para los pueblos oprimidos, suena como una utopía para la igualdad de la mujer. Realmente será el socialismo la solución a nuestros problemas como pueblo unido, inclúyase a nosotras las mujeres, a nosotros los hombres, a los niños y las niñas, a la madre tierra.
Socialismo o barbarie he leído en algunas revistas que sus banderas son pintadas de color rojo, rojo revolucionario. No obstante, que significa este socialismo, significa tanto como para Gadafi, Fidel y Chavez, significa dictadura, una dictadura popular, se nacionalizan ciertas empresas privadas, las que pueden generar más riquezas al Estado, para poder cumplir con las promesas divulgadas por las revoluciones de una mejor calidad de vida, pero que dan privilegios a los que apoyan a los dueños de los Estados, tanto así, generando una elite nuevamente dominante con una máscara populista que viven en mansiones lujosas y que se alimenta todos los días de los mejores manjares que pueden haber sin tener callos en sus manos, mientras que el pueblo sigue comiendo los alimentos populares pero para poder tenerlos tiene que tener callos en sus manos. Significa enamorarse del poder y no querer desenamorarse.
Y que significa barbarie, tanto para Obama, Chinchilla, Piñera, y el nuevo Estado “democrático” en el que se va ir sumergiendo Libia, significa la democracia neoliberacionista, que aboga por la libre competencia de los mercados, por la mano invisible de Adam Smith, por los y las desplazadas indígenas y la educación privada que provoca el Banco Mundial, por la privatización de la concesiones petroleras que tanto daño le hacen a nuestra tierra y a la salud de los y las trabajadoras, un discurso ideológico más elitistas pero sin miedo a ocultarlo y sin máscaras populares que aboga radicalmente por la desigualdad social. Significa las risas burlescas de Hilary Clinton y la expresión de satisfacción de su rostro al conquistar un nuevo país rebelde por medio de la masacre de cientos de personas humanas a nombre de una supuesta revolución popular. Significa el desfinanciamiento de otros grupos rebeldes anticapitalistas. Significa un aviso para Cuba. Significa escuchar a socialistas ticos apoyando a una supuesta revolución popular, la cual fue intervenida por la OTAN militarmente, por lo cual yo me cuestiono, hasta que punto supuestos socialistas apoyados por la LIT-CI van a poyar una revuelta popular que acaba con el supuesto socialismo que ellos y ellas apoyan y que termina con la casería y asesinato del Líder Socialista Gadaffi. No existe coherencia alguna en estas posturas.
Con todo esto quiero decir q ante este contexto político mundial, tomando en cuenta la memoria histórica de la revolución bolchevique en la cual se impuso el socialismo-marxista, pero que terminó con la imposición de un ser autoritario y asesino como Stalin, con la opresión del pueblo y con el asesinato de varios anarquistas por la difusión de su propuestas. Que no solo podemos seguir viendo la revolución desde una idea izquierdista de abajo hacia arriba, sino de abajo y hacia la izquierda, pero que no puede dejar de lado el análisis o las discusiones de las relaciones de poder que existen en nuestro sistema actual y que deberíamos ir cambiando, que no podemos seguir creyendo que la base de la democracia es la imposición de un nuevo gobierno o una nueva elite que decida por el pueblo, de revoluciones que sigan defendiendo al Estado y el centralismo politiquero. La revolución no tiene nombre, no tiene partido, no tiene Estado, no tiene elites, la revolución es horizontal, es administrativa, es federal, es popular, es equitativa, anticapatalista, antipatriarcal, es educativa, es de la tierra y de los mares, es animal y humana, la revolución es todo y para todas y todas. La revolución no es jerarquizada. Por consiguiente, no defiendo ni a Gadaffi, ni al pueblo intervenido con armamento militar de la OTAN pero si defiendo las posturas antiautoritarias.

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