domingo, 4 de octubre de 2009

Cuando venga de la montaña

Amigo, cuando viajes a la montaña y escuches sus hermosos cantos,
tráeme un poquito de ellos, pues hace mucho que no la visito
y el sonido de las calles aturden mis pensamientos
que ni me dejan escuchar el canto de los vientos.

Esta ciudad inmensa con sus basuras por doquier
me inundan de tristeza como cuando miro al río
con su color café y las espumas de jabón,
mi lágrimas ni si quiera quieren llegar a él.

Me dice el río entonces a gritos:
¡dile a tu amigo que cuando venga de la montaña, de nuevo en la ciudad
me traiga a mi un poquito del agua cristalina y pura que allá suele haber
para poder así recordar el inicio de mi caminar en donde fui feliz!

Amigo, miro hacia el cielo buscando un poco de paz entre las nubes
y me topo con los cables de electricidad
y sobre el un pajarillo sin canto
quien me dice a gritos:
¡dile a tu amigo que cuando venga de la montaña, de nuevo en la ciudad
me traiga a mi un arbolito para posarme tranquilamente sobre él
y así poder cantar una alegre canción.

Entonces amigo, ya no sólo te pido queme traigas
un poquito del canto de la montaña, sino también
un poquito del agua cristalina y un arbolito
para dárselos a mis otros amigos presos de la ciudad
y que estamos tristes y no podemos ir a visitar
a la hermosa montaña en estos momentos.

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